Alberto de Mónaco amenazó con quedarse con los hijos de Charlene de Mónaco si le pedía el divorcio

Con su poder, Alberto de Mónaco advirtió a Charlene de lo que podía suceder con sus hijos

Alberto de Mónaco amenazó con quedarse con los hijos de Charlene de Mónaco si le pedía el divorcio

Hace años que Charlene de Mónaco vive sumida en la más absoluta infelicidad. Su matrimonio con Alberto de Mónaco, lejos de traerle todo ese poder y dinero, la ha acabado llevando a una vida llena de tristeza y con prácticamente ningún motivo para sonreír, más allá de sus hijos, Jacques y Gabriella, que, a la postre, han acabado siendo sus mayores pilares a la hora de mantenerse fuerte y de seguir adelante, a pesar de todos los problemas que la rodean desde que en 2011 se casó con Alberto II.

Sin embargo, a pesar de que, como ha dejado siempre claro, sus pequeños son la mejor bendición que la vida le haya podido dar. También le han comportado la imposibilidad total a la hora de poder escapar de este infierno en el que se ha convertido su vida como esposa de Alberto de Mónaco. Una vida en la que no puede vivir con ninguna normalidad y en la que no es capaz de ser feliz y escapar de la depresión que hace años que la persigue.

Alberto

Alberto de Mónaco usó a sus hijos para evitar el divorcio

Y es que, si hay una persona poderosa en Mónaco, ese es el Príncipe Alberto, que tiene poder para hacer lo que le plazca y sin consecuencias de ningún tipo. En este sentido, según desvelaron fuentes monegascas, Alberto II usó todo su poder para evitar que Charlene de Mónaco le pidiera un divorcio que podría haber puesto patas arriba toda su imagen pública. Y lo hizo mediante la amenaza de que, si le pedía el divorcio, perdería la custodia de sus hijos, a los que ya no podría volver a tener entre sus brazos, pues pasarían a vivir siempre con su padre, Alberto II.

Una situación que, según hemos podido saber, llevó a Charlene de Mónaco a optar por no pedirle nunca el divorcio a su marido, Alberto II, con la única finalidad de mantener junto a ella a sus hijos. Y es que, como hemos podido saber, Jacques y Gabrielle se han convertido en el único motivo por el que Charlene es capaz de esbozar una sonrisa en su triste vida.

Monaco

Una vida recluida y alejada de Alberto de Mónaco

Y es que, por mucho dinero y poder que haya podido acumular Charlene, la realidad es que su vida recluida en una mansión en Francia, donde no se la pueda ver alejada de Alberto de Mónaco, se ha convertido en toda una prisión para la sudafricana que, ha encontrado en sus hijos, el único resquicio de felicidad que queda en su vida.

Así pues, para evitar un sonado divorcio, Alberto II amenazó a Charlene con quitarle sus hijos si le llegaba a pedir la separación. Algo que nunca acabó sucediendo.