Charlene de Mónaco ha sido forzada a abandonar su vida de soltera para volver con Alberto de Mónaco
La llegada de la Navidad ha obligado a Charlene a volver a Mónaco junto a Alberto

Si hay una época marcada en todas las casas reales, esa es la Navidad, momento en el que, por tradición, la Realeza trata de juntarse para dar al mundo una imagen de unidad y solidez, algunas veces más forzada que otras. En este sentido, en Mónaco están más que preparados para celebrar una nueva época navideña, mostrando una falsa unión entre Charlene de Mónaco y Alberto de Mónaco, pues lejos de mantener su separación, el Príncipe habría obligado a su esposa a dejar su vida en Francia, para pasar las fiestas en Mónaco.
Ante esta situación, según cuentan fuentes cercanas, Charlene de Mónaco habría recibido un mensaje para que regresar cuanto antes a la mansión que compartía con Alberto II en el Principado, un hogar al que Charlene solamente regresa cuando está obligada a ello, como ha sido el caso en Navidad, que Alberto ha obligado a su esposa a dejar su vida de soltera, para tratar de dar una imagen de unión y fuerza más que forzada.
Charlene no quiere regresar a Mónaco
Si bien es cierto que cuando hay un acto oficial, Charlene acude a Mónaco, nunca pasa la noche en la misma casa que Alberto II, algo que, ahora en Navidad, sí que tendría que hacer. Pues, con la llamada por parte del Príncipe monegasco, Charlene no tiene otra opción que no sea acudir a la mansión de Alberto en Mónaco, para pasar un tiempo junto a su esposo, para dar imagen de unión en estas fechas tan marcadas.
La realidad es que, a pesar de que sigue en tratamiento por su adicción a los somníferos y ansiolíticos, Charlene ha encontrado, en cierto modo, la paz, en su nueva vida de soltera en Francia, donde, lejos de Alberto de Mónaco, habría comenzado a reconstruir su vida, junto a sus hijos, Jacques y Gabrielle y un supuesto amante de origen ruso, con el que conviviría habitualmente.
Un nuevo golpe a la estabilidad de Charlene
Este regreso forzado a Mónaco supondrá un duro golpe a la estabilidad emocional de una Charlene de Mónaco que, si había encontrado, algo de felicidad en su vida de soltera en Francia, ha visto como esta llamada de su marido Alberto, supone una seria amenaza a su tranquilidad, pues para ella, nunca es una experiencia positiva, el reunirse con Alberto de Mónaco, al que detesta profundamente.