Charlene recibe un sueldo millonario a cambio de ocultar los secretos de cama del Príncipe Alberto
En Mónaco aseguran que Alberto II mantiene relaciones con otros hombres
A lo largo de la historia, todas las realezas han demostrado que están más que chapadas a la antigua y que mantiene vigentes unas costumbres más que reprobables hoy en día. En este sentido, las relaciones entre personas de un mismo sexo es algo que siempre ha estado vetado de las casas reales de Europa. Sin embargo, tal y como han ido revelando fuentes cercanas al Principado de Mónaco, podríamos estar ante el primer caso de un Príncipe al que le gusta tener relaciones íntimas con otros hombres, algo normal para nosotros e inaceptable en la realeza.
En este sentido, tal y como hemos podido saber, el Príncipe Alberto lleva más de una década usando a su esposa, Charlene como una especie de cortina de humo para tapar todos sus secretos. Y es que, mientras de car al público y a otras instituciones, Alberto II es un hombre casado que sigue todos los estándares del resto de casa reales, la realidad es que es un hombre mucho más liberal en cuanto a sus gustos íntimos.
Esta supuesta realidad le podría llegar a salir realmente cara en el caso de ver la luz. Y es que si en algún momento, Charlene decidiera hablar y tirar de la manta, podría provocar que el Príncipe Alberto cayera de forma fulminante. Y es que si hay algo que no gusta al entorno del Principado, es todo lo que tenga que ver como la homosexualidad. Algo que, en cambio, está más que aceptado y normalizado en la sociedad.

Charlene percibe un sueldo millonario a cambio de callar
Ante toda la valiosa y peligrosa información que maneja Charlene, el Príncipe Alberto ha optado por otorgarle un cuantioso sueldo de varios millones de euros al año para mantenerla contenta y callada. Un plan, el de Alberto II, que hasta ahora ha funcionado a la perfección, ya que Charlene ha ido ocultando todos los secretos sobre la vida íntima de su marido.
Así pues, por lo que hemos podido saber, la boda entre el Príncipe Alberto y Charlene no fue más que una cortina de humo diseñada para acabar con cualquier rumor que sugiriera que Alberto II no era un hombre completamente heterosexual.