Felipe VI abandona a la familia de Letizia en Nochebuena
Una Nochebuena dividida entre tradición, familia y compromiso personal
La Nochebuena en Zarzuela no será este año una celebración convencional. Felipe VI cumplirá con la cena familiar, pero no permanecerá toda la velada junto a la familia de la reina Letizia. Tras el encuentro, el Rey tiene previsto abandonar el pabellón del Príncipe para acompañar a su madre, la reina Sofía, a la tradicional misa del gallo. Un gesto que no pasa desapercibido y que vuelve a reflejar cómo se organizan las Navidades dentro de la familia real.
La cena se celebrará, como es habitual, en un ambiente íntimo y discreto, lejos de cámaras y declaraciones públicas. Letizia compartirá la velada con sus familiares más cercanos, mientras Felipe cumplirá primero con ese compromiso antes de cambiar de planes. La decisión no responde a un conflicto puntual, sino a una costumbre que el monarca mantiene desde hace años: acompañar a su madre en una fecha especialmente significativa para ella.
La reina Sofía, profundamente creyente, nunca ha sido partidaria de cenas largas en Nochebuena. Prefiere una celebración sobria y centrada en el significado religioso de la fecha. Por ese motivo, no suele sentarse a la mesa con el resto de la familia y permanece en Zarzuela, preparando su asistencia a la misa del gallo. Felipe, consciente de la importancia emocional que tiene este momento para su madre, opta por estar a su lado.

Dos espacios, dos maneras de vivir la Navidad
Mientras tanto, la reina Letizia se queda en el pabellón del Príncipe junto a los suyos. Allí la Navidad se vive de forma más familiar y relajada, aunque siempre dentro de los márgenes del protocolo. No es la primera vez que la familia de la Reina celebra estas fechas sin la presencia prolongada del Rey, pero cada año este reparto de tiempos vuelve a generar comentarios.
En Zarzuela conviven dos formas distintas de entender la Navidad. Por un lado, la visión más institucional y religiosa que representa la reina Sofía. Por otro, una celebración más privada y contemporánea, encabezada por Letizia. Felipe VI se mueve entre ambos mundos, intentando equilibrar su papel como hijo y como esposo, aunque eso implique dividir la noche en dos.
Este reparto no implica distanciamiento ni ruptura familiar, pero sí deja claro que las Navidades en la Casa Real están lejos de ser una postal idílica. Son fechas medidas al milímetro, donde cada gesto tiene un significado y cada ausencia se interpreta. La decisión de Felipe de abandonar la cena para irse con su madre refuerza el vínculo especial que mantiene con ella y evidencia que, incluso en Nochebuena, las prioridades institucionales y personales no siempre coinciden.