Froilán no es feliz con su vida en Emiratos Árabes

Un destino impuesto que no logra darle estabilidad ni bienestar

Froilán no es feliz con su vida en Emiratos Árabes

El año 2023 marcó un antes y un después para Felipe Juan Froilán de Marichalar. Su traslado a Abu Dabi, decidido por su madre, la infanta Elena, no fue fruto de una elección personal, sino de una necesidad. Las polémicas acumuladas en Madrid, especialmente ligadas a su vida nocturna, hicieron inevitable poner distancia. El objetivo era claro: rebajar la presión mediática y ofrecerle un entorno más controlado, lejos de los focos y de las tentaciones habituales.

Desde entonces, Froilán reside en Emiratos Árabes junto a su abuelo, el rey Juan Carlos. Allí trabaja como empleado junior en una multinacional y mantiene una convivencia muy estrecha con el emérito. Sin embargo, la imagen de estabilidad que proyecta su nueva vida contrasta con su estado anímico. Según ha trascendido recientemente, el joven no se siente cómodo ni realizado en Abu Dabi y su deseo de regresar a España es cada vez más evidente.

España sigue siendo su lugar natural. Allí se siente reconocido, activo y conectado con su círculo más cercano. Sus visitas puntuales durante el verano lo confirman: conciertos, festivales y noches intensas que, para bien o para mal, forman parte de su identidad. En Emiratos, en cambio, todo le resulta más rígido, previsible y distante.

Froilán

“Estoy harto de vivir en Abu Dabi”

Durante una reciente reunión familiar celebrada en El Pardo, Froilán no ocultó su malestar. Según testigos, expresó abiertamente que está cansado de su vida en Abu Dabi, donde se siente encerrado y sin margen de maniobra. Lejos de sus amigos y de su entorno habitual, tampoco encuentra aliciente en un trabajo que considera monótono y excesivamente burocrático.

Define su día a día como “soso”. Para sobrellevarlo, intenta mantenerse ocupado haciendo deporte y siguiendo una rutina saludable, pero ni siquiera eso logra compensar la falta de estímulos personales. A pesar de la buena relación con su abuelo, a quien considera un apoyo importante y una presencia que le aporta tranquilidad, esa cercanía no basta para llenar el vacío que siente.

El principal obstáculo para su regreso definitivo a España sigue siendo el mismo que provocó su marcha. Cada vez que vuelve, reaparecen los episodios conflictivos y las conductas que generan preocupación en su entorno familiar. Esa reincidencia refuerza la idea de que, por ahora, no está preparado para instalarse de nuevo en Madrid sin caer en viejos hábitos.