Zarzuela obligó a Juan Carlos I a borrar más de 50 páginas de ‘Reconciliación’
Las páginas que no vieron la luz y el debate que sigue abierto
La publicación de Reconciliación, el libro de memorias de Juan Carlos I, no solo ha sido un éxito editorial, sino también un foco constante de debate. Desde su llegada a España, apenas un mes después de publicarse en francés, la obra ha despertado curiosidad por lo que cuenta y, sobre todo, por lo que no cuenta. Pronto empezó a circular una cifra llamativa: más de 50 páginas del manuscrito original habrían quedado fuera del libro final, supuestamente por indicación de Zarzuela.
El dato alimentó rumores de censura y de capítulos incómodos eliminados a última hora. Sin embargo, la autora del libro, Laurence Debray, ha intentado rebajar la tensión explicando que el recorte respondió a criterios editoriales y de enfoque. El texto inicial era más largo, con pasajes repetidos y desarrollos excesivos que alejaban el relato del objetivo principal. La idea nunca fue escribir una confesión íntima, sino dejar testimonio del papel histórico del rey emérito al frente del Estado.
También se ha hablado de supuestas referencias a la reina Letizia que no habrían visto la luz. Debray ha negado con rotundidad esa versión. Según explica, Juan Carlos I fue claro desde el inicio: no quería entrar en cuestiones personales ni familiares, sino centrarse en su legado institucional. Por eso, la parte privada ocupa un espacio muy reducido dentro de las más de 500 páginas publicadas.

Un rey atento al impacto de su relato
Lejos de la idea de un libro recortado a la fuerza, la autora defiende que Reconciliación refleja exactamente lo que se quiso contar. Transición, monarquía parlamentaria, decisiones políticas y contexto histórico son los grandes ejes del relato. La selección de contenidos fue, según Debray, uno de los mayores retos del proyecto, dada la extensión y complejidad de la vida de Juan Carlos I.
El público ha respondido con interés. En pocos días, las ventas superaron los 40.000 ejemplares, confirmando que la figura del rey emérito sigue generando atención y debate. Aunque reside fuera de España, Juan Carlos I está siguiendo de cerca la acogida del libro y los comentarios que se publican en torno a él. La autora asegura que está satisfecho con el resultado y con el tono final de la obra.
Debray describe al emérito como una persona fuerte, perseverante y con buen ánimo. No habla de amistad, pero sí de una relación de confianza construida durante el proceso de escritura. También reconoce que le gustaría verle pronto en España, una frase que ha reavivado las especulaciones sobre un posible regreso.