Guillermo de Gales y Kate Middleton vuelven de urgencia por el último diagnóstico de Carlos III
Por el empeoramiento de Carlos III, los Príncipes de Gales han vuelto a Reino Unido

Unos días atrás nos hacíamos eco de las polémicas vacaciones que se habían tomado Guillermo de Gales y Kate Middleton. Los Príncipes de Gales, lejos de preocuparse por el débil estado de salud de Carlos III decidieron viajar hasta la Isla de Mustique, en el Mar Caribe. Un viaje que, según revelaron medios de Gran Bretaña, no acabó de sentar bien en Buckingham, ya que el estado crítico de Carlos III invita a no hacer viajes de este tipo a tanta distancia. Algo que ha acabado provocando que Guillermo y Kate regresen a Reino Unido con la cola entre las piernas.
Si bien es cierto que los Príncipes de Gales aprovecharon un pequeño espacio en su apretada agenda para disfrutar de unas merecidas vacaciones y no dejaron de acudir a ningún acto relevante, lo que molestó de verdad a Carlos III y a Camilla fue el hecho de que Guillermo y Kate decidieran viajar a más de 10.000 kilómetros de distancia.
A sabiendas del debilitado estado físico del Rey Carlos III, el monarca consideró que no fue un gesto de respeto hacia él, el de viajar hasta un punto tan lejano y que ofrece muy pocas opciones de volver en caso de emergencia. Y es que, en caso de que en Buckingham hubieran necesitado la presencia del Príncipe Guillermo, hubiera tenido que volar durante más de 12 horas.
Guillermo y Kate vuelven con Carlos III muy decepcionado
Ahora, con sus vacaciones ya disfrutadas, Kate Middleton y Guillermo deberán volver a su actividad normal, tratando de reconciliarse con un Carlos III que, según fuentes cercanas, no está nada contento con la actitud de los Príncipes de Gales, los cuales lo han dejado profundamente decepcionado al no estar dedicados en cuerpo y alma a estar pendientes de su evolución.
Así pues, no ha sido el regreso más feliz, el de los Príncipes de Gales, que tras volver de sus vacaciones en la Isla de Mustique, han tenido que hacer frente a unas fuertes críticas por parte de la sociedad británica, que considera que dejaron tirado a Carlos III en uno de los momentos más delicados de su vida.