Juan Carlos I llamó a su hijo para pedirle que hiciera lo necesario para borrar los vídeos de Ginebra
Unos vídeos privados amenazan con reabrir una nueva crisis en la monarquía
La monarquía española vuelve a situarse en un terreno delicado. Cuando parecía que el foco mediático comenzaba a desplazarse hacia otros asuntos, un nuevo episodio relacionado con el rey emérito amenaza con reabrir viejas heridas. Según fuentes, Juan Carlos I habría contactado directamente con su hijo, el rey Felipe VI, para trasladarle su preocupación por la posible difusión de unos vídeos grabados en Ginebra que podrían generar un nuevo escándalo público.
Un material sensible que vuelve a tensionar a la Casa Real
Las imágenes, que también incluirían grabaciones realizadas en Abu Dabi, mostrarían encuentros del monarca emérito con Marta Gayá, con quien mantiene una relación sentimental desde hace años. Más allá del contenido estrictamente personal, el problema radica en el contexto: la situación judicial de Juan Carlos I, su residencia en Emiratos Árabes Unidos y el impacto que cualquier nuevo material audiovisual podría tener sobre la percepción pública de la institución.

En un momento en el que la Casa Real intenta preservar una imagen de estabilidad y transparencia, la aparición de estos vídeos supone una amenaza directa. No sería solo un asunto privado, sino un nuevo frente mediático capaz de reactivar debates sobre el pasado reciente de la monarquía, las responsabilidades institucionales y los límites entre la vida personal y el papel público. De ahí que, según estas informaciones, Juan Carlos I habría pedido a su hijo que “hiciera lo necesario” para evitar que el material viera la luz.
Felipe VI, entre la lealtad familiar y la responsabilidad institucional
Desde su proclamación como rey en 2014, Felipe VI ha intentado marcar una línea clara de separación respecto a las polémicas que rodean a su padre. La renuncia a la herencia personal del rey emérito y la retirada de su asignación pública fueron gestos contundentes en esa dirección. Sin embargo, cada nuevo episodio vuelve a situarle en una posición incómoda.
La supuesta llamada evidencia la tensión que persiste en el ámbito familiar y el peso que sigue teniendo Juan Carlos I sobre el presente de la Corona. Aunque no existen pruebas de que Felipe VI haya intervenido para frenar la difusión de los vídeos, la mera petición ya refleja la complejidad del momento. El actual monarca se enfrenta al difícil equilibrio entre proteger la institución que representa y no aparecer como cómplice de los errores del pasado.