Juan Carlos I paga miles de euros para salvar su gran problema de salud
El drama de Don Juan Carlos revelado: dolores, tratamientos y una lucha contra el tiempo.
Desde su exilio en Abu Dabi, Juan Carlos I sigue siendo una figura polémica que, pese a estar lejos de España, no deja de acaparar titulares. Esta vez, el problema no son sus escándalos financieros, como la reciente querella presentado por un grupo de exmagistrados, fiscales y periodistas que acusan al rey emérito de nuevos delitos fiscales relacionados con la Hacienda Pública, ni tampoco sus escarceos amorosos, sino su delicado estado de salud. El antiguo monarca, que antaño navegaba con energía en sus amadas regatas, ahora enfrenta una batalla contra su propio cuerpo, gastando miles de euros en tratamientos médicos avanzados, una silla de ruedas motorizada y constantes reformas en su hogar para recuperar algo que parece escaparse de sus manos: la movilidad.
Su residencia en Abu Dabi, valorada en cifras astronómicas, ha sido completamente adaptada para atender sus necesidades. Según fuentes cercanas, se han gastado miles de euros en la instalación de baños adaptados, rampas y puertas ampliadas que facilitan el desplazamiento del rey emérito en silla de ruedas. Además, a esto se añade el alto costo de los tratamientos a los que se somete, que incluyen sesiones mensuales de terapia regenerativa usando células madre y plaquetas, procedimientos que no son accesibles para la mayoría.
La verdad detrás de la salud del rey emérito Juan Carlos I
Lo que comenzó como problemas ocasionales en la rodilla se ha convertido en una pesadilla crónica para Juan Carlos I. Pilar Eyre, una de las periodistas mejor informadas sobre los secretos de Zarzuela, ha revelado que la situación es mucho más grave de lo que se quiere admitir. “Tiene la cadera destrozada por un accidente de esquí, y la nefasta operación de hace años y la artrosis, mal de familia, lo han dejado prácticamente inmovilizado y con grandes dolores”, reveló Eyre. A pesar de los costosos tratamientos, las mejoras son mínimas. Según testimonios de personas cercanas al emérito, su médico personal ha aumentado la frecuencia de las inyecciones, que ahora son casi diarias, en un intento por frenar el deterioro.
Si bien cognitivamente el emérito no muestra signos significativos de deterioro, sus problemas físicos han limitado gravemente su vida social y actividades favoritas. Cuando regresa a España, insiste en caminar con un bastón para no ser visto en silla de ruedas, pero en el extranjero no oculta su dependencia de este medio. Su entorno más cercano asegura que Don Juan Carlos lucha por aceptar que sus días de vigor y energía son cosa del pasado.
El exilio de lujo de Juan Carlos I se convierte en una jaula de oro
La residencia reformada con miles de euros en Abu Dabi, que ha sido su refugio desde que Felipe VI le pidió que abandonara España, se ha convertido en una especie de prisión. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse activo, incluso participando en regatas cuando puede, la realidad es que su salud lo está empujando a una vida cada vez más limitada.
Mientras tanto, no podemos evitar preguntarnos si Juan Carlos I, que tantas veces ha sido centro de controversias, terminará viviendo sus últimos años completamente recluido, dependiendo de una silla de ruedas motorizada y rodeado de lujos que ya no puede disfrutar como antes. Una imagen que contrasta brutalmente con el hombre que una vez fue símbolo de una España en transición.