Juan Carlos I tiene de mascota un loro mudo que cuando abre la cresta deja ver los colores de España
Un inesperado compañero acompaña al monarca en su día a día
Por primera vez en años, el Rey Juan Carlos aceptó sentarse frente a un periodista. No fue en España, donde todavía despierta opiniones encontradas, sino en Francia. Allí, con Le Figaro, habló sobre su vida, su historia y, sobre todo, sobre su mirada personal del pasado. Es un intento de recuperar su relato, de contar lo que siente que nunca se ha escuchado.
Entre recuerdos y reflexiones, emergen detalles más humanos. El monarca, alejado de la vida pública, comparte fragmentos de su día a día. Uno de los más curiosos es su relación con un loro mudo. Sí, un loro que no emite sonido alguno, pero que tiene un gesto único: cuando despliega la cresta, aparecen los colores de la bandera española, rojo, amarillo y rojo. Es un símbolo silencioso, que acompaña al rey sin necesidad de palabras.
Este ave, que viajó con él hasta Abu Dabi, representa mucho más que compañía. Mientras sus siete perros se quedaron en Zarzuela con la reina Sofía, el loro se convirtió en su confidente de plumas. Un testigo silencioso de su exilio y de sus reflexiones. La elección de este acompañante muestra un lado inesperado del monarca: un hombre que busca cercanía y consuelo en los gestos más simples de la vida.

Colores que hablan sin hablar
El loro mudo no canta, pero su presencia es poderosa. La cresta desplegada con los colores de España parece un recordatorio constante de sus raíces y de la historia que lleva consigo. En un momento de su vida marcado por la distancia, por la mirada crítica de muchos y por la polémica sobre sus memorias, este detalle íntimo revela un lado más personal.
No es solo un símbolo patriótico. Es también un recordatorio de que, incluso fuera del foco mediático, Juan Carlos I mantiene vínculos con su país. Con pequeños gestos, con la compañía de un animal peculiar, muestra que la vida cotidiana puede ser un refugio. Sus memorias, tituladas Reconciliación, buscan narrar su versión de la historia. Y entre páginas y recuerdos, el loro silencioso permanece a su lado, desplegando colores, acompañando silenciosamente y llenando de vida sus días lejanos de España.