La infanta Elena se va de Madrid por un problema médico agravado
La infanta Elena está muy preocupada por el estado de salud de Juan Carlos I, viaja otra vez a Abu Dabi

La infanta Elena es, sin duda, la más Borbón de todos los miembros de la familia real. Su lealtad inquebrantable hacia su padre, Juan Carlos I, la ha llevado a enfrentarse en más de una ocasión con su hermano, el rey Felipe VI. Considera que el actual monarca ha impuesto a su progenitor una serie de humillaciones que, en su opinión, son completamente injustas. Para ella, el esposo de la reina Sofía no merece estar viviendo en el extranjero. Aunque ya han pasado más de cuatro años desde su marcha de España, sus visitas al país se han vuelto más frecuentes. Sin embargo, la Casa Real no ha permitido que el emérito se establezca de manera definitiva, pues su presencia siempre atrae la atención de los medios de comunicación, aunque él no busque protagonismo.
Durante este tiempo fuera de España, la infanta Elena ha pasado largas temporadas con su padre. Es su hija más cercana y quien ha estado más pendiente de su bienestar. De hecho, Felipe VI ha recurrido a ella en numerosas ocasiones para obtener información detallada sobre la salud de Juan Carlos I. El rey está preocupado, ya que su padre envejece y la distancia hace que todo sea más complicado. Aunque su deseo es que regrese a España, sabe que su residencia no puede estar en Madrid y, mucho menos, en el Palacio de la Zarzuela.
La salud de Juan Carlos I preocupa a sus hijos que deben tomar una decisión inminente
Tanto Felipe VI como sus hermanas, Elena y Cristina, tienen claro que la estancia prolongada de su padre en Abu Dabi no es viable a largo plazo. En las últimas semanas, la familia ha mantenido reuniones urgentes para analizar su situación, ya que su estado de salud se ha deteriorado notablemente. Con 87 años, el antiguo monarca enfrenta problemas físicos cada vez más graves, propios de su avanzada edad.
Desde el año 2012, cuando sufrió una aparatosa caída en Botswana que le causó una fractura de cadera, Juan Carlos I ha tenido serias dificultades de movilidad. Ha pasado por varias intervenciones quirúrgicas, aunque los resultados no han sido del todo satisfactorios. En los últimos años, ha recurrido a innovadores tratamientos con células madre y terapias basadas en plaquetas, pero sus efectos positivos han sido limitados. Actualmente, se apoya en un bastón y en la asistencia de una persona de confianza, aunque todo indica que pronto deberá utilizar una silla de ruedas de forma permanente, lo que le provoca una gran tristeza y un estado de ánimo depresivo.
El deterioro físico y emocional del rey emérito preocupa profundamente a sus hijos. En particular, la infanta Elena ha viajado a Abu Dabi más de 60 veces en estos cuatro años para estar a su lado. Además, es ella quien lo acompaña en sus visitas a España. Su trabajo en la Fundación Mapfre, donde percibe un sueldo anual de 300.000 euros, le permite cierta flexibilidad, lo que le facilita interrumpir sus labores cada vez que considera necesario desplazarse para atender a su padre. En sus viajes a Emiratos Árabes, también aprovecha para pasar tiempo con su hijo Froilán, quien actualmente reside allí.