La reina Sofía pedía a la escota ir a la periferia de Madrid de madrugada

La reina Sofía sabía que Juan Carlos le era infiel

La reina Sofía pedía a la escota ir a la periferia de Madrid de madrugada

Aunque la relación entre Juan Carlos y Bárbara Rey quedó en el pasado, su historia sigue despertando interés en los medios de comunicación. Es otro ejemplo de los secretos que rodean a la realeza y que, con el paso del tiempo, continúan generando titulares. En el centro de este romance clandestino se encuentra un chalé ubicado en la Calle Sextante 9 de Aravaca, un inmueble que sirvió como refugio de una relación secreta que se prolongó por más de diez años y al que, sorprendentemente, también acudió la reina Sofía en un intento por descubrir la infidelidad.

Esta relación se ha puesto en el foco mediático por las fotografías de Juan Carlos I y Bárbara Rey que corroboraban la relación. El vínculo entre ambos se inició en Zarzuela, pero fue en el chalé de Aravaca donde realmente encontraron un espacio privado para su amor. La vivienda, que pertenecía al CESID (Centro Superior de Información de la Defensa), estaba cuidadosamente preparada para sus encuentros. Para ello, la institución contrató a una empleada doméstica encargada de mantener la casa en perfectas condiciones, reponer alimentos en la nevera y asegurarse de que nunca faltaran productos como champán, frutas, cremas y perfumes en el baño.

Juan Carlos efe

Bárbara Rey, años después, describió aquel lugar como "frío, desocupado y vulgar". A pesar de tratarse de una casa amplia y bien distribuida, con dos plantas, seis baños y cinco dormitorios, la pareja solo utilizaba una habitación. El resto de la vivienda estaba escasamente amueblado, lo que acentuaba su aspecto austero. Uno de los principales atractivos del chalé era su entrada privada a través del garaje, lo que permitía a Juan Carlos y Bárbara acceder sin ser vistos por los vecinos y así evitar cualquier escándalo.

La reina Sofía intentó descubrirles 

Sin embargo, la discreción no impidió que la reina Sofía tuviera sospechas. Desde hacía tiempo, la monarca intuía que su esposo tenía relaciones extramatrimoniales y, en más de una ocasión, intentó atraparlo en plena infidelidad. Cuando tuvo conocimiento de la existencia del chalé de Aravaca, decidió presentarse allí personalmente, acompañada de escoltas y en plena madrugada, con la esperanza de encontrar a Juan Carlos con otra mujer. No era la primera vez que intentaba sorprenderlo en una de sus aventuras.

Este episodio, ocurrido hace más de cuarenta años, sigue siendo uno de los más llamativos en la historia de la familia real española. La imagen de la reina Sofía rondando la periferia de Madrid en busca de pruebas de la infidelidad de su marido resulta impactante incluso hoy en día. El romance entre Juan Carlos y Bárbara Rey es un ejemplo más de cómo la vida de la realeza está marcada por secretos y escándalos que, tarde o temprano, terminan saliendo a la luz.