Leonor no aguanta los entrenamientos en San Javier, necesita ayuda, incluso médica
Un periodo de formación intenso que está poniendo a prueba a la heredera en San Javier
La formación militar de la princesa Leonor en la Academia General del Aire de San Javier está siendo mucho más exigente de lo que muchos imaginaban. Lejos de focos y apariciones públicas, la heredera al trono ha pasado su primer trimestre inmersa en un ritmo intenso de clases teóricas, maniobras, simuladores y ejercicios físicos de alto nivel. Una preparación dura, pensada para futuros oficiales del Ejército del Aire y del Espacio, que no está siendo fácil para ella. Según se comenta en su entorno, volar no es algo natural para Leonor y la adaptación está siendo especialmente complicada.
A pesar de ello, la princesa ha seguido adelante sin privilegios visibles, cumpliendo con el programa como una alumna más, aunque con un desgaste físico y mental notable.
Un entrenamiento muy exigente para alguien a quien no le gusta volar
Leonor ingresó en la AGA a principios de curso y desde entonces apenas se la ha visto fuera del recinto militar. Su día a día transcurre entre aulas, simuladores y entrenamientos en condiciones exigentes. El propio rey Felipe VI confirmó en octubre que su hija ya había comenzado a volar en la cabina delantera de los Pilatus PC-21 junto a su instructor, un paso clave en la formación aeronáutica.

Sin embargo, no es ningún secreto que el vuelo no es una disciplina con la que se sienta especialmente cómoda. La adaptación a las maniobras aéreas, la presión física y las sensaciones extremas han requerido un esfuerzo extra. En este contexto, Leonor ha necesitado apoyo especializado, incluido seguimiento médico, algo habitual en entrenamientos de este nivel, pero que evidencia lo duro del proceso para ella. A finales de noviembre, además, participó junto a sus compañeros en un exigente ejercicio de supervivencia, evasión y extracción en escenarios hostiles, lo que elevó aún más la carga física y emocional.
Discreción absoluta y esfuerzo silencioso
Pese a todo, la princesa ha mantenido un perfil bajísimo. Apenas ha participado en actos públicos, salvo en momentos muy concretos como la jura de bandera de los alumnos de primer curso, donde desfiló con absoluta discreción y sin asistir a los actos posteriores. Tampoco ha tenido tiempo para dejarse ver por San Javier o Santiago de la Ribera, algo que muchos vecinos esperaban.
Leonor es, además, la alférez más joven de su curso y ejerce como galonista, una responsabilidad añadida que implica mando sobre otros alumnos. Esa presión extra se suma a una formación ya de por sí muy dura.