Leonor padece un problema de higiene en San Javier

Pequeñas fricciones en la convivencia marcan su paso por la academia

Leonor padece un problema de higiene en San Javier

La princesa Leonor afronta en San Javier su último curso dentro del ciclo de formación militar que la preparará para su futuro papel institucional. Este periodo en la Academia General del Aire está siendo, según fuentes cercanas al entorno castrense, uno de los más exigentes de toda su preparación. Desde su llegada el pasado mes de septiembre, la heredera ha intentado integrarse en la rutina común del centro, marcada por la disciplina, la vida en grupo y los horarios ajustados.

Sin embargo, en estos entornos tan estructurados, cualquier detalle personal puede convertirse rápidamente en tema de conversación. En las últimas semanas, algunos comentarios procedentes tanto de alumnas como de oficiales han señalado que la rutina de aseo de la princesa estaría generando ciertos roces en la convivencia diaria. Según estas voces, Leonor es especialmente cuidadosa con su higiene y dedica más tiempo del habitual a ducharse, un hábito que, siempre de acuerdo con estas percepciones, ya habría surgido en etapas formativas anteriores.

Desde la Casa Real se insiste en que la princesa debe recibir el mismo trato que cualquier cadete y que su presencia no debe alterar el funcionamiento de la academia. No obstante, su condición, la seguridad que requiere y la concentración de su formación en un único año obligan a realizar pequeños ajustes logísticos que, a veces, resultan más visibles de lo deseado.

Leonor

Convivencia, expectativas y la presión del rol

La vida en San Javier no solo evalúa capacidades físicas y académicas: también pone a prueba la convivencia. Leonor comparte habitación con otras tres compañeras, un gesto destinado a fomentar la integración y el espíritu de grupo. Y aunque la relación entre ellas es cordial, algunas alumnas reconocen, siempre desde el anonimato, que la meticulosidad de la princesa con su higiene puede generar tensiones en momentos de máxima prisa, como antes de salir a instrucción.

Es importante recordar que la heredera, a diferencia de muchos de sus compañeros, no eligió la carrera militar por vocación, sino por responsabilidad institucional. Aun así, instructores consultados destacan su constancia y su intención de cumplir con cada tarea sin privilegios.

La realidad es que, en un entorno tan expuesto mediáticamente, cualquier incomodidad cotidiana puede amplificarse hasta convertirse en un “problema”. Más allá de los comentarios, el paso de Leonor por San Javier refleja el desafío permanente de compaginar su vida personal con las expectativas de un país que sigue cada uno de sus movimientos.