Los médicos de Juan Carlos I están siendo muy duros con sus hijos

La evolución de Juan Carlos I no invita al optimismo

Los médicos de Juan Carlos I están siendo muy duros con sus hijos

Con el paso de los meses, a Zarzuela no ha llegado ni una sola buena noticia relativa al estado de salud de Juan Carlos I. Los médicos han estado haciendo todo lo posible para estabilizar al emérito y hacer que tenga la mejor calidad de vida posible. Sin embargo, la realidad es que ya han asumido que la situación no va a mejorar y así se lo están haciendo saber a los hijos de Juan Carlos I. De hecho, los médicos no se contienen a la hora de hablar claro con Felipe VI y las infantas Elena y Cristina, a los que cuentan sin tapujos cómo está la situación con su padre. Y el resumen siempre es el mismo: está mal.

Además, cada actualización es un poco peor. En ningún momento se estabiliza y el emérito va perdiendo calidad de vida a pasos agigantados. Así es como lo cuentan los médicos directamente a los hijos de Juan Carlos I. Les cuentan que su padre ya apenas es capaz de mantenerse de pie, que necesita vivir con una silla de ruedas y asistencia las 24 horas, y lo peor es que, tal y como contó Zarzalejos, las capacidades cognitivas del emérito también se están comenzando a ver afectadas.

JC

Juan Carlos I está destrozado anímicamente

La realidad es que el propio Juan Carlos I ya no se siente nada bien con su forma de vivir, se siente cansado y muy débil a nivel anímico. No soporta verse tan débil y en silla de ruedas. Necesita volver a creerse ese Rey fuerte y con capacidad para ser una de las grandes imágenes del país. Sin embargo, eso ya no va a pasar y lo está asumiendo. Fue por esto que lo vimos tan bajo de ánimos la última vez que estuvo en Sanxenxo.

De este modo, los médicos no exageran ni un pelo cuando hablan con los hijos de Don Juan Carlos. Cuentan las cosas tal y como son. Sin esconder ni un solo detalle, ni para bien ni para mal. Y es que si no lo hacen así, las cosas serán todavía más complicadas. Más vale que estén todos mentalizados y conscientes de que el estado de salud del emérito es crítico, a que les pille por sorpresa un empeoramiento grave y repentino de un Juan Carlos I que ya no va a remontar.