Zarzuela confirma su traslado al piso de Madrid, no vivirá con Felipe VI

La Casa Real ajusta sus equilibrios internos

Zarzuela confirma su traslado al piso de Madrid, no vivirá con Felipe VI

La residencia de la Zarzuela ha dejado de ser, desde hace tiempo, un hogar estable para convertirse en un lugar de paso. Lo que durante décadas fue el símbolo de la vida familiar de la Casa Real se había transformado en una especie de alojamiento temporal para distintos miembros del entorno, una situación que terminó generando incomodidad y desgaste. Felipe VI y la reina Letizia han decidido poner límites claros y recuperar el control sobre su espacio privado, reduciendo de forma drástica quién puede alojarse allí y en qué condiciones.

La primera consecuencia visible de esta decisión afecta directamente a Froilán. Zarzuela ha confirmado que dejará de hospedarse en la residencia real y que, a partir de ahora, se trasladará al piso que la infanta Elena tiene en propiedad en Madrid. En las próximas semanas se espera la mudanza definitiva de sus pertenencias, un gesto que simboliza algo más que un simple cambio de domicilio. Felipe VI ha sido tajante: no quiere que su sobrino conviva, ni siquiera de forma puntual, en el mismo entorno que sus hijas, Leonor y Sofía. Considera que su estilo de vida y sus comportamientos no encajan con los valores que quiere proteger dentro de su núcleo familiar.

Una relación marcada por la distancia y las decisiones firmes

No es la primera vez que el Rey toma medidas drásticas respecto a Froilán. En el pasado, ya decidió apartarlo del foco enviándolo a Abu Dabi, donde reside junto a Juan Carlos I. Allí ha mantenido un nivel de vida cómodo, sostenido en gran parte por el apoyo económico de su abuelo, sin un proyecto laboral claro ni intención aparente de cambiar su rumbo. Para Felipe VI, esa situación ya era una forma de marcar distancia.

Froilán

El problema se agravó cuando Froilán regresó en varias ocasiones a España de manera discreta, retomando su vida nocturna durante fechas señaladas como la Navidad. Al conocer estos movimientos, el Rey reaccionó con firmeza y le cerró definitivamente las puertas de la Zarzuela. Desde ese momento, su presencia en la residencia real quedó vetada hasta nuevo aviso.

Este traslado al piso de Madrid no es solo una cuestión logística. Es un mensaje claro de autoridad, de límites y de una Casa Real que busca orden, discreción y coherencia interna. Felipe VI ha elegido el camino menos cómodo, pero el que considera necesario para preservar la imagen, la tranquilidad y el futuro de la institución.