Curry sube al Olimpo, campeón de la NBA: los Warriors, agradecidos

Curry sube al Olimpo, campeón de la NBA: los Warriors, agradecidos

Golden State vence en el cuarto partido de la serie y se lleva el anillo con una actuación histórica de Curry

El anillo de la NBA ya tiene dueño. Y es un equipazo, de esos que marcan una época y que dentro de unos años, al echar la vista atrás, se recordará con anhelo y admiración. Pero está pasando aquí y ahora, los Golden State Warriors se proclamaron campeones al lograr la cuarta victoria de la serie y hacerlo además a lo grande, mandando y con una buena diferencia en casa de su rival, de los Boston Celtics.

Golden

Fue una serie, la final, que tuvo un clarísimo protagonista desde el primer día. Stephen Curry. El norteamericano es el auténtico guía de los Warriors y ya es un jugador de época. No sólo porque además le designaran como el MVP de la final, algo que consigue por primera vez en su carrera deportiva y eso que lleva ya cuatro anillos al dedo a lo largo de su historia, sino porque fue el artífice prácticamente de todo. Destacó, se lesionó, dio el susto, se recuperó y volvió para guiar a los suyos hacia el campeonato y hacia la historia.

Mucho se habla de que el triunfo de los Warriors es el triunfo de un nuevo baloncesto en América. El del ritmo y el del triple, el del atrevimiento y el de no tener miedo al fallo. Y parece que esa es la fórmula secreta porque están con un nuevo anillo en sus vitrinas y para el recuerdo. Y eso pese a que Boston, que sabía que llegaba ya sin ningún margen de maniobra al partido y que tenía que ganar sí o sí para que la serie no finalizara, saltó a la cancha como debía, intenso y decidido a lanzarse al cuello de su rival. De hecho, los Celtics llegaron a tener una renta de diez puntos en los instantes iniciales pero en ese momento Stephen Curry se ató las zapatillas, se puso el mono de trabajo y empezó con su particular show.

Al término del primer cuarto Golden State ya estaba por delante y al descanso la renta era de 15 tantos. Coser y cantar la segunda mitad para un Curry que estaba a gusto, confiado y que mandaba sobre la cancha como le daba la gana. Brown y Al Horford fueron de lo más destacado en Boston pero no pudieron evitar la hemorragia del show de quien tenían enfrente. Todo se terminó, Golden State estalló de felicidad y la NBA ya tiene campeón.