Ainhoa Armentia tiene mala fama en Vitoria por culpa de sus aires de grandeza
Después de conocer a Iñaki Urdangarin ya no es la que era

Después de confirmar el divorcio entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, Ainhoa Armentia comenzó a ver con seriedad su relación con el que fuera Duque de Palma. La abogada e Iñaki empezaron de cero juntos, en una nueva vida en Vitoria. Un cambio radical en la vida de ambos. Y es que, después de varios años en los que cada uno vivía por su cuenta, el momento de mudarse a vivir juntos marcó un punto de inflexión de una Ainhoa Armentia cuya vida ha dado un giro de 180 grados. Algo que no solamente ella ha comenzado a percibir.
La realidad es que Ainhoa ha pasado a estar en el ojo del huracán y en el centro de mil y una polémicas por el simple hecho de ser la pareja de Iñaki Urdangarin. Un cambio que ha hecho que la abogada ya no pueda salir a la calle con la tranquilidad que lo hacía antes. Y es que, desde que está conviviendo con Iñaki Urdangarin, los vecinos de Vitoria han descubierto a una Ainhoa Armentia muy diferente.
Tal y como hemos podido saber, la fama de Ainhoa ha cambiado de forma radical. La abogada ya no es una más de la ciudad. Ha comenzado a vivir en una urbanización de altísimo nivel y ha dejado de rodearse de la gente de siempre y ha cambiado totalmente su actitud, pasando de ser una mujer agradable y cercana a mostrarse altiva y distante.
Los vecinos culpan a Urdangarin del cambio
En Vitoria, a nadie se le escapa que Ainhoa Armentia ha comenzado una vida de rica gracias a Iñaki Urdangarin. De hecho algunos consideran que ha comenzado a creerse una persona de la alta sociedad y que ha cambiado su forma de actuar para parecerlo. Sin embargo, como han revelado fuentes cercanas a Zarzuela, no hay ni un solo lujo en la casa de Ainhoa e Iñaki, que no haya sido pagado y financiado por la Casa Real. Pues, la gran mayoría de los ingresos de la pareja, viene de la pensión que acordaron Iñaki y Cristina.
Así pues, en Vitoria ya se están comenzando a hartar de la nueva actitud de Ainhoa Armentia, que ha dejado de ser la mujer agradable que había sido años atrás, para pasar a ser una persona altiva y distante con la gente que conoce de toda la vida.