Felipe VI arrastra problemas desde la infancia por los que ha estado en tratamiento

Los problemas de comportamiento han acompañado a Felipe VI desde joven

Felipe VI arrastra problemas desde la infancia por los que ha estado en tratamiento

Felipe VI nunca ha destacado por ser un Rey especialmente alegre ni de carácter abierto. A diferencia de Juan Carlos I al que siempre se ha considerado un monarca mucho más dicharachero y próximo a la ciudadanía, a Felipe VI siempre se le ha visto como un hombre distante y poco amable. En este sentido, el carácter del actual monarca español siempre ha sido considerado un problema verdaderamente importante en Zarzuela, donde siempre han considerado que esa frialdad y distancia con el resto de la gente iba a ser un inconveniente a la hora de conectar con la población.

Además, la realidad es que el carácter de Felipe VI está mucho mejor de lo que estaba hace años. Tal y como resalta Pilar Eyre, en su juventud, el hijo de Juan Carlos I y de la Reina Sofía tenía unas formas realmente malas a la hora de comportarse. Era un joven muy despreocupado a la hora de estudiar y generalmente se ganaba los toques de atención por parte de los profesores, algo que no digería nada bien.

Tanto es así que, al enterarse del mal carácter de su hijo Felipe, Juan Carlos I y Sofía decidieron actuar rápidamente. Era inaceptable que todo un Príncipe de Asturias perdiera las maneras de una forma tan habitual y ante figuras de autoridad como lo eran sus profesores, a los que respondía con faltas de respeto y de forma altiva.

Felipe VI

Felipe VI sigue bajo tratamiento

El mal carácter de Felipe VI lo llevó a recibir tratamiento psicológico de forma urgente. Desde Zarzuela decidieron contratar a los mejores psicólogos del país para poner fin a las constantes salidas de tono del Príncipe de Asturias, que se acostumbró a mostrar desprecio por todo aquel al que consideraba inferior. Una costumbre que tuvo que acabarse rápidamente, pues, si la popularidad de Felipe VI ya no es la mejor, si tuviera el temperamento de cuando era joven sería un monarca totalmente detestado por el pueblo.

Así pues, tras años de tratamiento psicológico, Felipe VI ha sido capaz de cambiar su carácter agrio por una forma de ser que aparenta ser mucho más cercana y, al menos, no parecer tan altivo como lo fue en su juventud, cuando hizo saltar las alarmas de Juan Carlos I, que no podía tolerar que su hijo tuviera unas actitudes tan malas con el resto del mundo.