Juan Carlos I terminó a gritos en Ginebra con Juan Urdangarin
El emérito acabó profundamente decepcionado con Juan Urdangarin

El divorcio entre Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina supuso un momento crítico en la vida, tanto de los que fueran Duques de Palma, como de sus cuatro hijos. En especial, quien lo pasó, pero en todo momento fue el mayor de todos, Juan Urdangarin. Y es que, lejos de vivir alejado de todos los males de su padre, Juan tuvo que soportar como durante su etapa de estudiante, recibía burlas y acoso por culpa del encarcelamiento de Iñaki Urdangarin, lo que lo llevó a tener que acudir constantemente al psicólogo por culpa de las secuelas que eso le dejó.
Sin embargo, lejos de culpa siempre a su padre por lo que él sufrió en su etapa escolar, Juan siempre se mantuvo muy cerca de Iñaki. De hecho, fue todo lo contrario a Irene. Pues mientras la hija menor de Urdangarin y la infanta Cristina mostraba vergüenza por lo que pasaba con su padre, Juan nunca se distanció de su progenitor. De hecho, no solo se limitaba a visitarlo cada vez que podía, sino que, en privado, se convirtió en un firme defensor de Iñaki Urdangarin. Pues, lejos de aceptar que los Borbón dejaran tirado a su padre, luchó para que, como mínimo, tuviera siempre un sustento económico.
Juan Carlos I acabó muy enfadado con su nieto
Ante esta situación, mientras que ni Juan Carlos I ni la infanta Cristina estaban por la labor de dar ningún tipo de apoyo a Iñaki Urdangarin, ni antes ni después de su divorcio, fue Juan el que rápidamente el que saltó en defensa de su padre para pedir que, tras pasar más de cinco años en la cárcel, merecía tener algún tipo de consideración por su parte. Algo que no gustó ni un pelo a Juan Carlos I.
Desde que entró a prisión, el emérito no tuvo la más mínima intención de ayudar en nada a su yerno. Además, una vez salió en libertad, tanto Juan Carlos I como su hija Cristina, comenzaron a generar una profunda animadversión hacia un Urdangarin al que no querían ni ver y al que querían destruir. Fue por este motivo que al emérito le sentó tan mal la defensa a ultranza por parte de Juan hacia su padre.
Así pues, fue en Ginebra donde se dio un importante choque entre Juan Urdangarin y su abuelo Juan Carlos I. Todo porque desde Zarzuela nadie tenía intención de echar un cable a Iñaki Urdangarin, que, lejos de dejar vendidos a todos los miembros de Casa Real, aceptó seguir callado y no tirar de la manta.