La infanta Elena no está bien, fue vista la madrugada del miércoles por Madrid, deambulaba sola, descompuesta

La infanta Elena, un momento de fragilidad lejos de los focos

La infanta Elena no está bien, fue vista la madrugada del miércoles por Madrid, deambulaba sola, descompuesta

La infanta Elena atraviesa un momento complicado. Fue vista la madrugada del miércoles deambulando sola por las calles de Madrid. Caminaba despacio, con la mirada perdida y los hombros caídos. Algunas personas que la reconocieron intentaron llamarla, pero no respondió. Su semblante reflejaba tristeza y preocupación, muy diferente a la mujer alegre que suele mostrarse en público.

En los últimos años, Elena ha estado profundamente volcada en su padre, Juan Carlos I. Tras el exilio del emérito a Abu Dabi, la infanta ha sido su principal apoyo. Lo visita con frecuencia y lo acompaña en todas sus estancias en España. Incluso ha abierto su casa, recientemente adaptada para personas con movilidad reducida, para cuidarle. La relación entre padre e hija siempre ha sido muy cercana. Su preocupación ahora es evidente: Juan Carlos I atraviesa problemas de salud que afectan directamente a Elena.

El anuncio de que su padre tendrá que usar silla de ruedas de manera permanente ha sido devastador para ella. Los tratamientos de medicina regenerativa que lo ayudaban han dejado de ser efectivos, y la perspectiva de verlo limitado físicamente y emocionalmente ha generado un gran impacto en la infanta. La tristeza que experimenta no es solo por su padre, sino también por la sensación de impotencia ante la situación.

Infanta Elena

Un momento difícil en la familia Borbón

La familia Borbón está más fracturada que nunca. Desde hace años, Felipe VI y Letizia se distanciaron de Juan Carlos I y la reina Sofía para proteger la imagen de la corona. Mientras tanto, Elena y su hermana Cristina se han mantenido junto a sus padres. La infanta mayor ha sido especialmente crítica con su hermano. Considera que el exilio de su padre fue injusto y que ha sido humillado sin merecerlo.

Este contexto familiar tenso agrava la situación emocional de Elena. Los amigos cercanos han notado cambios en su actitud. Paseos solitarios por Madrid, gestos de abatimiento y momentos de desconexión son señales de que necesita apoyo. La preocupación por su padre y la compleja dinámica familiar están pesando sobre ella.

La infanta Elena se enfrenta a un momento delicado, en el que la salud y el bienestar de su padre y la estabilidad familiar se entrelazan. Su tristeza, reflejada en sus paseos nocturnos y en su mirada perdida, demuestra que la vida de la realeza también tiene sus horas de vulnerabilidad.