Lamine Yamal tiene dos focos de conflicto en el vestuario del Barça

La joya culé no tiene buena relación con dos compañeros.

Lamine Yamal tiene dos focos de conflicto en el vestuario del Barça

"¡Lamine Yamal, cada día te quiero más!" corea la afición al ritmo de Djobi, Djoba cada vez que la joya de 17 años del Barça salta al campo de juego. No es ningún secreto que el extremo derecho del conjunto culé es uno de los mimados de los hinchas y del propio Hansi Flick. El talento que está demostrando en lo que va de su corta y meteórica carrera da cuenta de que está hecho para hacer historia en el deporte.

El crecimiento de Lamine Yamal, partido a partido, no deja de sorprender a propios y extraños. Sin embargo, para el entrenador alemán, lo más llamativo es la facilidad que tiene para adquirir nuevas herramientas en su juego y la madurez que está mostrando a la hora de elegir cómo finalizar la jugada. Por ese motivo, no llama la atención la cantidad de asistencias que ha dado en lo que va de la presente temporada. Contrario a lo que muchos creen, el gran beneficiado de esta nueva faceta es Raphinha y no Robert Lewandowski.

Lamine Yamal y dos focos

Está más que claro que la conexión entre el joven de 17 años y el experimentado polaco está funcionando cada vez menos. Aunque el centrodelantero es el goleador de LaLiga con 20 conquistas, la forma de jugar que tienen ambos es una situación que Flick debe resolver cuanto antes para mejorar la cuota goleadora de su equipo.

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Lewandowski necesita la pelota, mientras que, a pierna cambiada, Lamine Yamal es un especialista en habilitar a los delanteros que corren en diagonal al espacio, tal y como lo hacen Raphinha, Dani Olmo y Ferran Torres. No es casualidad que estos tres futbolistas hayan recibido más asistencias que el goleador del equipo. Será tarea del alemán resolver esta situación para evitar que el polaco sospeche que el joven tiene favoritismo por alguno de sus compañeros.

¿Qué pasa con Ansu?

El canterano de 22 años no lleva de la mejor forma el éxito deportivo que está teniendo Lamine a tan corta edad. Ansu Fati no siente celos de su compañero, sino que le pesa la sensación de haber dejado pasar la oportunidad de ser el sucesor de Lionel Messi en el Barça.

Aunque parezca lejano, cuando Ronald Koeman era el entrenador culé, Ansu brillaba con solo 17 años y era la gran esperanza de un equipo que no estaba muy lejos del rendimiento actual. Sin embargo, las lesiones y la falta de continuidad terminaron frenando su proyección, y hoy ve en Lamine Yamal el camino que él supo recorrer.