Ancelotti tenía razón, no está para ser titular, pero para Xabi Alonso es intocable
El futbolista merengue sigue sin dar el salto definitivo pese a la confianza pública de Xabi Alonso
La situación de Eduardo Camavinga vuelve a estar en el centro del debate madridista. Carlo Ancelotti, durante su etapa, dejó claro que el francés todavía no estaba preparado para asumir un rol de titular indiscutible. Para el técnico italiano, Camavinga era un jugador útil, enérgico y con un enorme potencial, pero aún irregular. Por eso, su participación solía llegar cuando había bajas en el centro del campo o en el lateral izquierdo, posición en la que actuó en numerosas ocasiones ante las ausencias de Ferland Mendy y Fran García.
A pesar de su polivalencia, Ancelotti nunca terminó de verlo asentado. Su aporte era más bien situacional: intensidad, recuperación y desborde, sí, pero acompañado a menudo de desorden táctico, pérdidas en zonas comprometidas y una tendencia a la precipitación. El tiempo ha demostrado que aquel diagnóstico era coherente: el talento de Camavinga sigue siendo evidente, pero su impacto continúa siendo intermitente.
También es intocable, pero no convence a Xabi Alonso
La llegada de Xabi Alonso generó ilusión en el entorno del futbolista francés, que esperaba un salto adelante bajo un entrenador que valora la disciplina posicional y la calidad técnica en la salida de balón. Sin embargo, en lo que va de temporada, el guion es parecido al de la era Ancelotti.

Aunque Xabi lo considera “intocable” en cuanto a compromiso, energía y proyección —y valora su rol en la rotación—, lo cierto es que no termina de convencerlo para ser titular. El técnico vasco prioriza a jugadores que ofrecen mayor control y continuidad: Tchouaméni, Valverde y Arda Güler cuando está disponible, así como Bellingham en zonas mixtas, todos ellos por delante del francés en la mayoría de los partidos importantes.
Números muy discretos
En cuanto a números, Camavinga acumula esta temporada pocos partidos como titular, sumando más minutos saliendo desde el banquillo que desde el inicio. Su impacto estadístico —recuperaciones, progresiones y contribución en ataque— no termina de reflejar el salto cualitativo que se espera de él en su cuarto año como madridista. El club sigue confiando en su futuro, pero el presente muestra una realidad clara: Camavinga sigue sin consolidarse, y el tiempo empieza a correr en su contra.