Bellingham no se lleva bien con Vinícius que no se habla con Mbappé
Tres egos difíciles de alinear y de gestionar por parte de Xabi Alonso
El Real Madrid cuenta con un tridente ofensivo de enorme talento, pero no exento de tensiones personales. Jude Bellingham, Vinícius Júnior y Kylian Mbappé representan la columna vertebral del ataque, pero sus relaciones fuera del campo no siempre son fluidas. Bellingham mantiene una relación cordial, pero distante con Vinícius, mientras que el brasileño y el francés atraviesan desde hace meses una evidente falta de sintonía, un conflicto que arrastran desde la temporada pasada.
La rivalidad de egos entre ellos se ha hecho visible en ocasiones puntuales, especialmente entre Vinícius y Mbappé. Ambos buscan ser el referente ofensivo del equipo, controlar las jugadas decisivas y aumentar su impacto estadístico, lo que ha derivado en choques sutiles de carácter, miradas de descontento y diferencias en la toma de decisiones dentro del campo. Bellingham, aunque menos implicado en el conflicto directo, se ve arrastrado por la dinámica y la presión de tener que conectar con ambos sin generar fricciones.
Cómo Xabi Alonso puede manejar la situación
Para Xabi Alonso, el desafío consiste en gestionar tres estrellas con personalidades muy fuertes y mantener la cohesión del grupo. La clave pasa por separar liderazgo individual y objetivos colectivos. En primer lugar, es fundamental establecer roles claros: que Vinícius mantenga su posición de ruptura por banda izquierda, Mbappé actúe como referencia ofensiva y Bellingham se encargue de la transición y distribución desde el centro del campo.

Además, Alonso debe fomentar la comunicación y la responsabilidad compartida. Trabajar con sesiones tácticas donde los tres puedan colaborar sin competir directamente y donde se refuerce que el rendimiento colectivo se valora más que las estadísticas individuales, puede reducir tensiones. La experiencia previa indica que conflictos puntuales, como la bronca de Vinícius durante el Clásico de liga, se pueden evitar mediante diálogo previo y explicación de decisiones de sustitución o cambios tácticos.
Encajar los egos para el bien del equipo
La gestión de egos pasa por reconocer públicamente la importancia de cada jugador y ofrecer oportunidades para que todos se sientan protagonistas sin perjudicar el equilibrio del equipo. Si Alonso logra consolidar esta armonía, el Madrid contará con un tridente capaz de maximizar su potencial ofensivo sin los sobresaltos emocionales que han marcado la temporada hasta ahora.