Dani Carvajal, el capitán, lo calma, pero si no juega se va del Real Madrid, lo tiene claro, no aguantará
Carvajal ejerce de capitán para calmar a Rüdiger

La tensión en el vestuario del Real Madrid tiene un nuevo foco: Antonio Rüdiger. El central alemán, uno de los jugadores más temperamentales de la plantilla, atraviesa un momento delicado en su relación con el club. Fuentes cercanas apuntan a que el defensa ha transmitido de forma clara que no está dispuesto a aceptar un rol secundario. Si no juega con regularidad, se irá. Y no es un farol: lo tiene decidido y no piensa “aguantar” una temporada viendo los partidos desde el banquillo.
En medio de este clima, Dani Carvajal, capitán y voz autorizada en la caseta, ha asumido la tarea de calmar los ánimos. Consciente de que Rüdiger es un futbolista de gran peso en la defensa y con carácter fuerte, el lateral ha intentado tender puentes entre el central y el cuerpo técnico. Su objetivo es que el alemán centre sus energías en el terreno de juego y evite que la situación se convierta en un problema mayor para el grupo.
El peso de los antecedentes dentro y fuera del vestuario
Pese a la labor mediadora de Carvajal, la realidad es que Rüdiger arrastra un historial de episodios que juegan en su contra. Dentro del vestuario, su intensidad y su forma de decir las cosas, directa y sin filtros, han provocado roces con algunos compañeros. Fuera del campo, ciertas actitudes y declaraciones públicas han levantado cejas en la directiva, que no olvida algún encontronazo con rivales y la exposición mediática que ello conlleva.
A todo esto, se suma la nueva política interna de Xabi Alonso, que busca reducir al mínimo los conflictos y priorizar el equilibrio del grupo. El técnico quiere centrales que, además de rendimiento, garanticen estabilidad y compromiso absoluto con la dinámica de equipo. En ese sentido, el historial de Rüdiger le coloca en una posición frágil.
Carvajal va a perseverar en que la situación no se vaya de las manos
Por ahora, Carvajal seguirá intentando reconducir la situación, pero la sensación en el club es que el alemán podría ser uno de los sacrificados si las tensiones no se apagan. El mercado, además, siempre tiene pretendientes para un central con su experiencia y jerarquía, y la posibilidad de una venta no es descartada por la cúpula blanca.
En definitiva, la ecuación es sencilla: si Rüdiger se siente titular y útil, permanecerá; si no, su salida será cuestión de tiempo. Y aunque el capitán intente enfriar el ambiente, el futuro del defensa depende de un único factor: jugar.