Juan Carlos I llega a un acuerdo con Felipe VI para morir en Madrid

Desde Abu Dabi hace tiempo que no llegan buenas noticias en referencia al estado de salud de Juan Carlos I. Los últimos resultados médicos dejaron claro que el emérito va a tener que pasar el resto de sus días, dependiendo de la asistencia de los demás y de una silla de ruedas. Los daños en sus piernas y en la cadera se han convertido en algo irreversible y así se lo han hecho saber, tanto al propio Juan Carlos I, como a todo Zarzuela, donde ya están al corriente del crítico momento que atraviesa el padre de Felipe VI.

Ante esta situación, Felipe VI no se ha quedado de brazos cruzados. El monarca español es muy consciente de que la Casa Real no se puede permitir un desprecio tan grande hacia la figura de Juan Carlos I como lo sería el hecho de dejarlo morir a su suerte en Abu Dabi. Es por este motivo que, tras varias negociaciones y reuniones, Felipe VI ha aceptado la petición de su padre y le permitirá regresar a España para pasar los últimos momentos de su vida.

Juan Carlos I tiene claro como debe ser su final

Si hay algo que está más que claro en la cabeza de Juan Carlos I, es la forma en la que quiere que sea su funeral. El emérito no está nada de acuerdo con lo que plantea su hijo. Nada de funerales austeros y de humildad. El emérito hace tiempo que pidió un entierro a la altura de su figura y quiere que, como se hizo con Isabel II, el Estado le rinda tributo durante varios días. Además, quiere ser enterrado en El Escorial. Aunque esto conlleve la realización de obras para ampliar la cripta real. 

Por otro lado, Juan Carlos I no se plantea la posibilidad de morir lejos de su tierra. Por este motivo ya habría pactado con Felipe VI que, una vez comience a estar enfermo de gravedad, va a ser trasladado hasta España, donde pasará los últimos días junto a los suyos.

Así pues, Felipe VI ya ha acatado los últimos deseos de su padre. Juan Carlos I se niega a morir solo y abandonado en Abu Dabi y ya ha planeado el regreso a España. Un viaje que se realizaría una vez el estado de salud del emérito sea verdaderamente crítico.