Letizia iba a tener un tercer hijo, pero Casa Real le obligó a interrumpir el embarazo

Uno de los hechos que más tocada ha dejado a la Casa Real de España, es el supuesto romance secreto entre Letizia y Jaime del Burgo. El abogado está decidido a desmontar todas las mentiras que envuelven a Zarzuela y no está dispuesto a dejar títere con cabeza. Es por este motivo que tanto Felipe VI como la Reina Letizia sienten auténtico pavor de todo lo que pudiera llegar a contar el que fuera amante de la consorte. Y es que, como han ido revelando periodistas cercanos a Zarzuela, a Del Burgo no le faltan temas de los que hablar.

En este sentido, las revelaciones con las que el abogado amenaza a Felipe VI y a Letizia podrían ir desde los años previos a su matrimonio, en los que se buscaba que el hijo de Juan Carlos I se casara por conveniencia con cualquier mujer del agrado del emérito, hasta algunos de los secretos más oscuros de los romances que Del Burgo mantuvo con Letizia.

Y es que, tal y como asegura la periodista Laura Rodríguez, la relación entre la Reina Letizia y Jaime del Burgo llegó a un punto en el que la consorte se llegó a plantear muy seriamente la posibilidad de escaparse junto a su amante hasta Nueva York, donde querían comenzar de cero y formar una familia mediante la gestación subrogada, un proceso que se pudieron llegar a ahorrar gracias al tercer embarazo de Letizia.

Casa Real obligó a Letizia a abortar

Ante el embarazo no buscado de Letizia, en Zarzuela tenían un importante problema que resolver. Todos sabían que ese niño o niña no era fruto de una relación con Felipe VI, sino que iba a ser de Jaime del Burgo, lo que provocó que mediante presiones, la Casa Real forzara a Letizia a abortar y a quitarse de la cabeza cualquier posibilidad de escaparse junto a Jaime del Burgo hasta Nueva York.

El aborto en cuestión se llevó a cabo con total secretismo y sin que ese procedimiento llegara a trascender. Zarzuela se encargó de que pasado el año 2014, Letizia no tuviera un tercer hijo. Y mucho menos que no fuera fruto de su matrimonio con Felipe VI, algo que nadie en la Casa Real estaba dispuesto a aceptar. Por lo que obligaron a la consorte a someterse a un proceso de aborto.