Letizia llegó a las manos con Felipe VI, a un exnovio le hizo un corte en el cuello

Desde su llegada a Zarzuela, Letizia se ha proyectado como la figura con un carácter más fuerte de toda la Casa Real. En este sentido, la reina de España, ha hecho gala de una formas que, tanto en privado como en público, han hecho que se gane la fama de ser una mujer muy dura y que, en ciertas ocasiones y bajo cierto nivel de estrés o de enfado es capaz de emprender acciones especialmente agresivas, como sucedió en el famoso episodio en el que prohibió que sus hijas se sacaran una foto con la reina Sofía, donde vimos a la Letizia más enfurecida.

Sin embargo, según ha contado Laura Rodríguez, esas imágenes son solamente la punta de un iceberg mayúsculo. Y es que, lejos de ser una mujer capaz de controlar sus emociones y de gestionar la reacción ante algo que no le gusta o le genera incomodidad, Letizia suele apostar por la violencia. Algo que según la psicóloga Rubi Abad, es propio del trastorno límite de la personalidad.

Letizia ha llegado a agredir a Felipe VI

En este sentido, según se ha encargado de revelar la periodista Laura Rodríguez, hay informaciones que apuntan a que la consorte llegó a las manos en más de una discusión con Felipe VI. Pues, cuando no hay ninguna cámara enfocándola, Letizia suele sobrepasar cualquier tipo de límite por culpa de su incapacidad a la hora de gestionar ciertas emociones que la llevan a actuar de una forma violenta e inaceptable.

Letizia ya arrastraba este problema en relaciones pasadas

De hecho, según reveló Joaquín Abad, la actual esposa de Felipe VI, llegó a agredir a una de sus exparejas. Concretamente a Jim Russo. Lo cuenta en la obra ‘Letizia, una biografía no autorizada’, donde asegura que Jim Russo también llegó a sufrir la furia de la que era su pareja en México, que llegó a provocarle una herida en el cuello. Marcando así un incidente que Zarzuela se ha encargado de tapar.

Así pues, es más que evidente que Letizia siempre ha sido y será una mujer de armas tomar. Aunque la realidad es que estas malas formas a la hora de afrontar situaciones complicadas no suelen ser las más acertadas a la hora de mantener relaciones afectivas sanas.