Pacto de Ancelotti y Bellingham que cambia el rol de Vinicius y Rodrygo: así se olvida a Benzema

Pacto de Ancelotti y Bellingham que cambia el rol de Vinicius y Rodrygo: así se olvida a Benzema

El jugador inglés, confirmado como volante por el técnico italiano, se proyecta como el eje de un cambio que pretendían también los citizens

No es de extrañar que Jürgen Klopp, Pep Guardiola y Carlo Ancelotti, tres de los mejores entrenadores del planeta, pensarán de igual forma por idéntica pieza, un Jude Bellingham que se descantó por un Real Madrid que se trabajó el fichaje de un jugador de una proyección asombrosa. Sabe Carletto que pese a ser ya uno de los mejores centrocampistas del mundo, al de Birmingham le queda mucho para desarrollarse como futbolista total, de ahí el pacto con el jugador, ese que va a hacer olvidar por la vía rápida a Benzema y revolucionará el juego de Vinicius y Rodrygo.

No escondió en Los Ángeles el italiano cuál iba a ser la demarcación del inglés en este arranque de la pretemporada, al menos en suelo americano (a ver cómo sale), ni que eso, esbozó, iba a ser suficiente para cambiar completamente el esquema tradicional del equipo blanco en general y de los dos brasileños en particular. Sin embargo, así es. Es tal el impacto del jugador de 20 años que Carletto se ha inventado una posición con la que no había jugado en dos años en el club de Chamartín.

Bellingham

Al situar a Bellingham de volante (o media punta), Ancelotti poco menos que dará la batuta del ataque a Vinicius Júnior y Rodrygo Goes en exclusividad, siendo precisamente Bellingham el jugador encargado de hacer de bisagra entre ellos -seguramente con ambos más caídos a banda- y el centro del campo, que estará más poblado. Camavinga, Valverde y Kroos o Modric lo completarán (Tchouameni, Güler y Ceballos esperarán su turno desde el banquillo). El estatismo en ataque salta por los aires, el Madrid será menos predecible, más vertical, más poderoso, más físico.

Con ello el preparador transalpino libera al fantástico futbolista británico de la potestad del trabajo exhaustivo en la medular y de la organización para, sin abandonar estos dos factores inherentes al fútbol moderno, sumar más en la creatividad y la presión sobre la salida de balón rival. Con ello Ancelotti cree en Bellingham como un recurso más de ataque, pero no solo eso, lo ve como un filtro de pesadilla para el adversario: su escalonamiento tan alto, tan cercano a los dos brasileños, lo convierte en un pasador (y llegador) letal para dos jugadores, el 7 y el 11, rapidísimos. La pérdida rival va a tener un azote que se puede hinchar: Bellingham, la envidia de Europa; bien lo saben en Liverpool y Mánchester.